martes, 4 de octubre de 2011

¿Te puedo pedir una cosa?
Sí, dime.
No te acostumbres a mí.
¿Cómo?
Que no te acostumbres a mí, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad matutina, ni a mis sonrisas en esos momentos, ni a mis besos. No te acostumbres a que hablemos de tus problemas, ni a que te escuche con atención. No te acostumbres a como te miro o te dejo de mirar, no te acostumbres a mi forma de actuar cuando te ríes de mí, ni te acostumbres a mi rabia, ni a reírte de las cosas que digo. No te acostumbres…en serio.
¿Y eso a que viene?
A nada. Simplemente algún día me cansaré, me iré y echarás de menos a esas cosas si estás acostumbrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario